PELÍCULA DE LA SEMANA

EL CIELO SOBRE BERLÍN



TITULO ORIGINAL Der Himmel über Berlin
AÑO 1987
DURACIÓN 128 min.
DIRECTOR Wim Wenders
GUIÓN Wim Wenders (Novela: Peter Handke)
MÚSICA Jürgen Knieper
FOTOGRAFÍA Henri Alekan
REPARTO Bruno Ganz, Peter Falk, Solveig Dommartin, Otto Sander, Curt Bois, Hans Martin Stier, Elmar Wilms, Lajos Kovacs, Bruno Rosaz

COMENTARIO PERSONAL:
Gracias a la recomendación de Felipe, el colega del Zaba, ayer pudimos disfrutar de esta infumable chapa. El afortunado Pitty tuvo que abandonarnos ante la llamada de su churri mientras que el propio Zaba, Amadeo y yo nos la comimos enterita para ver si en algún momento, de las más de dos horas de duración, sucedia algo. La espera resultó en balde y como no nos enteramos de nada (probablemente por nuestra limitada capacidad intelectual) he buscado en la red los comentarios de algún friki para aclarara nuestras dudas.

Como curiosidades, cabe decir que durante la película, Wenders y Alekan usaron unas medias de seda de la abuela del último como filtro para las secuencias monocromas y que se ha hecho un remake en 1998 con el título City of Angels, en la que actúan Meg Ryan y Nicholas Cage.

SINOPSIS: Dos ángeles guardianes sobrevuelan Berlín, ciudad dividida por el "muro de la vergüenza". Los ángeles están allí, sin poder cambiar el curso de las cosas, llenos de compasión e impotencia. Son invisibles, aunque no para los niños y para los simples de corazón. Son testigos de la historia y de las acontecimientos de la ciudad y sus humanos, hasta que a uno de ellos, decidido a sentir las sensaciones y sentimientos de los mortales, se enamorar y sacrifica su inmortalidad por una joven y hermosa trapecista.
COMENTARIOS DEL FRIKI:
Cielo sobre Berlín es un viaje triple: a través de los berlineses, como reflejo de toda la humanidad; a través del tiempo, pues los ángeles existen desde siempre, y en todas partes ven las huellas de un pasado terrible —el nazismo, la guerra, el exterminio judío—; y el de Damiel, el ángel protagonista que decide convertirse en hombre para conocer por fin lo que es la existencia humana, con todas sus alegrías y sus miserias. Este recorrido, sumamente lírico, de formas estilizadas y de espíritu metafórico, congenia la madurez plástica de un Wenders que retrata Berlín a vista de ángel y de un Handke que dota al film de los mejores diálogos. Empezando por el poema que abre, puntea y cierra el film, y que siempre encabeza con «Cuando el niño era niño...» (2) y firmando al menos dos secuencias memorables: aquella en que los ángeles Damiel (Bruno Ganz) y Cassiel (Otto Sander) en el interior de un deportivo descapotable relatan sus últimos apuntes observados —aquí no se puede decir vividos— y, mi escena favorita del film, aquella en la que Damiel consuela con un poema a un moribundo que acaba de padecer un accidente de tráfico. Este dolor que padecen los ángeles al sufrir las desgracias humanas alcanza su máximo auge en la escena en la que Otto no puede evitar que un joven se suicide), entonces Cassiel se transformará en humano cuando decida salvar a una niña que cae al vacío. Hay sin embargo un diálogo de Handke que, en mi opinión, no alcanza la plenitud deseada, evidentemente hablo del clímax del film cuando por fin Damiel reencarnado se encuentra con su Marion (Solveig Martin), y Wenders/Handke toman partido por conformar un encuentro altamente poético en un contexto puramente realista, lo que da a la escena más esperada del film un tono irreal, como poco, inapropiado.